miércoles, 9 de julio de 2014

JEANNE LANVIN

 













Jeanne - Marie Lanvin nació en París en 1867, su  familia era humilde y ella la mayor de once hermanos. Comenzó a trabajar a los 13 años en una tienda de sombreros. De ayundante pasó a primera encargada de taller, fue el primer sitio donde empiezó a crear.
Poco después cambió de sombrerería y ese nuevo empleo la hace viajar a Barcelona en 1885. A su regreso, con patrocinio de un cliente que cree en ella abre su propia sombrerería con tan sólo 18 años. La empresa crece y crece y emplea a sus hermanos junto a ella.
Durante una carrera de caballos a la que acude conoce al que será su marido, el conde Di Pietro. Tuvieron una hija y su matrimonio duró hasta que la niña tuvo seis años.
Es su adorada hija Marie Blanche, quien hace que Jeanne se lance a crear diseños infantiles. Las clientas que acudían al taller se maravillaban con los vestidos que la niña lucía. Y así, animada por sus clientas decide crear un línea para niños. Parte de su éxito residió en lo originales que eran sus diseños, sueltos y alegres, tan diferentes de los que los niños de la época llevaban.














Viendo su éxito, se decidió por crear otra línea de moda juvenil. Y después otra para mujeres. Y así sin proponérselo fue de las primeras diseñadoras en segmentar la moda y el mercado.
Después de acudir a un baile de disfraces y fotografiarse con su hija, tuvo una idea única y genial, decidió crear un logo para su marca. Esta idea original plasmaba su amor hacia la moda y hacia su hija.

Sin darse cuenta en 1901 apareció en el Anuario de la moda francesa, que reunía a los mejores creadores. Seis años más tarde se casó de nuevo, con el periodista Xavier Melet,  que luego sería cónsul de Francia en el Reino Unido, y Jeanne tuvo oportunidad de recorrer el mundo en numerosos viajes.
En una visita a un museo italiano quedó maravillada por  el color azul de una tela de un cuadro de Fra Angélico y decició convertir ese tono en el color emblemático de su casa de modas, el "azul Lanvin" (lo que conocemos como azul eléctrico o azul Klein hoy en día). De ahí que todo lo que salía de su atellier creado por ella, era firmado por una gruesa pluma azul.

Vestido de escote corazón azul eléctrico con aplicaciones de pluma, de Lanvin.

Considerada una de las más grandes damas de la alta costura francesa fundó su propia casa de moda que hoy en día sigue en activo y es la más antigua de la historia. Fue una de las casas de moda más importantes de la década de los 40. Y desde 1910 la casa Lanvin se convirtió en mienbro de la Cámara sindical de alta costura.

Con un estilo sencillo, usaba suaves y matizados colores aportando a sus creaciones atemporalidad, haciendo así que nunca pasen de moda. Sus vestidos se caracterizan por ser ligeros y tobilleros y su tendencia a llevar la cintura a caer a la cadera.






Esta gran creadora diseñaba, tejía, cosía, teñía, exportaba...
Antes de la Primera Guerra Mundial creó el  robes de style, un tipo de vestido basado en modelos del siglo XVIII. Vaporoso vestido tobillero, entallado y con falda ligeramente acampanada. Siguió llevándose hasta bien pasada la década de los años veinte, se estamparían finalmente con motivos geométricos por la influencia del cubismo.












Con la llegada de Gran Guerra apenas paraliza la producción y adaptándose al momento emplea tejidos menos ricos y menos alegres. Elimina artificios y lujos y sin perder la feminidad aporta a sus dieños un estilo más ligero y fluido. Así aparece el vestido camisero, sobrio y austero.


Y también el famoso "traje bretón de Lanvin". Era un falda ligeramente fruncida y chaquetilla corta con un gran cuello blanco sobre el que se
abría un lazo rojo y completado con un sombrero de paja.
Otra de sus especialidades fueron los vestidos de noche de líneas orientales.












Además de su color fetiche, el azul Lanvin, tenía otros dos colores favotitos; el rosa Polignac en honor a su hija y el verde Velázquez. Para conservar la exclusividad de sus colores, en 1923 fundó su propio taller de tintados en Nanterre. A pesar de su gusto por los colores, Jeanne se aficionó particularmente al negro, al que consideraba representante del “chic ultime” y que ella usó durante toda su vida.
Así que a su imperio de moda hay que añadirle casas para teñir tejidos y perfumes. Fue la primera firma de moda asociada a un perfume.
A partir de 1925 se lanzó al diseño de moda masculina y a la creación de perfumes. En dos años nacieron catorce aromas diferentes.


















Hoy en día existen numerosos objetos con su logo.






En 1946 murió Jeanne, quedando su imperio en manos de sus herederos. Con el tiempo, los propietarios de la casa Lanvin han variado en diversas ocasiones. Primero la heredó su hija y luego su sobrino-nieto Bernard Lanvin y su esposa Maryll, hasta finales de los años 80. A principios de 1989, las necesidades económicas obligaron a Bernard a vender el 34% de las acciones al Midland Bank londinense. A mediados de ese año, el banco aumentó su participación hasta el 40%, retirando de su cargo de diseñadora a Maryll Lanvin. Su sucesor fue Claude Montana, que aún tuvo menos éxito. En 1990, Orcofi, miembro de la familia Louis Vuitton tomó el control del grupo y el fabricante de cosméticos L’Oréal compró el 50% del grupo que estaba fuertemente endeudado por la suma de 500 millones de francos. Hasta 1996 L’Oréal fue comprando poco a poco todas las participaciones de Orcofi. En 2001 fue adquirida por el grupo Harmonie S.A. liderado por la taiwanesa magnate de los medios de comunicación Shaw-Lan Wang. Con ella llegó el fichaje estrella de Alber Elbaz.



























Desde que Elbaz es el director creativo, la firma ha recobrado su esplendor y es reconocido por sus vestidos, volúmenes, abalorios y sus icónicos lazos y pliegues, además de por el uso del color, haciendo gala de una de las máximas de Jeanne Lanvin.

 


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